Deja que la
suave brisa entre por tu ventana,
permite que tu
cuerpo se abrace a su suavidad
y entrega tu
alma a su arrullo septentrional
donde
encontrarás la calma subliminal.
Deja que mis
brazos de poeta llenen tus espacios,
los mismos que
mi tormento haces tu complacencia,
dejándome perder
en tu cautiverio de ninfa
que embelesa mis
noches de calor iracundo.
Te tomo de tu
cintura que serpentea
sus estertores
de noches en espera,
de este humilde
siervo que deposita
en su regazo la
flor de suspiros.
Déjame penetrar
en tus secretos,
allí donde la
aventura inicia
ese recorrido
lleno de anhelos
y mis labios se
humedecen de ti.
Permíteme beber
de tu fuente de vida,
perpetuar mis
ansias de amarte
de sentir tu
calor de hembra acorralada
en la alcoba que
susurra el viento.
Mi lengua
estremecida explora tus rincones,
los desvanece en
el clímax de nuestros cuerpos
en sinfonía amorosa
al final del lecho
que expira sus ensoñaciones
en el tiempo.
Desenfrenados sueños
en la penumbra
desenfadadas
caricias amalgamadas
a los besos que
devoran las exhalaciones
de esta desnudez
insolente a la luna.
Me perderé en la
inmensidad de tus caderas
en esas líneas interminables
de deseos
que fraguan su
guerra entre las sabanas
donde nuestros
cuerpos se entregan.
Dejare tatuadas
mis ansias de ti
de poseer cada
movimiento enclaustrado,
susurrando en
cada a tu oído el verso
escrito en el
pergamino de tu piel.
Desprenderé con
mis dedos la sabia eterna
esa dulce
esencia que llevas dentro
y calmare mis
tormentas que por ti
se precipitan
con mis besos incansables.
Me perderé en
tus profundidades
en el revuelo de
las olas
que llegan a tus
playas solitarias
dando su
testimonio de entrega.
Seré el naufrago
que se aferre a tus playas,
donde entregare
mis versos de victoria
perdido entre
tus pechos que mis manos
moldean en su
caprichoso frenesí.
Ven mi bella
hada, ven a mi mundo erecto
Donde encallará
tu cuerpo en esta noche
en esa entrega
de tus labios, de esa lengua
extranjera que
arrebatará mi vida en tus entrañas.
José Flores.
8/24/12.