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jueves, 20 de diciembre de 2012

Escribo En Ti.



Recojo mis recuerdos uno a uno,
en el buro de mi cama deposito tu rostro
que me sonríe en la mitad de la noche
entes de entregarme a la profundidad.

Los sueños embargan mis somnolencias
donde mis palabras se depuran en un verso,
un poema que hable de ti, de tus ojos caoba,
de tu piel salpicada de soles eclipsados.

Siente como mis besos recorren tu espalda,
como la brisa lleva consigo mis caricias
que se incrustan en los muros blancos,
dejo deslizar mis caricias encontrando tu lecho.

Siente como mi aliento recorre tu cabello
engarzado en mis dedos sujetándote los sueños,
siento la suavidad de tu piel crispada de esperanzas
deja que mis ansias de ti sacien su sed con tu besos.

Déjame perder en los pliegues de tu lecho
donde tu rostro descansa sublime,
esperando la llegada de mis versos
que deseosos estallan en tu pecho.

Anclaré mis manos con tu aroma a rosas,
decantare mis plegarias de amarte
como si fueses mi ángel de la guarda
y dejaré me cubras con tus alas.

Llévame a tu mundo de duendes y hadas,
secuestra mis emociones que acarician
mis sienes escarchadas de tiempo,
sacia mi sed de ti y de tus miles.

Déjame perder en la infinidad de tu espalda,
en esa piel que me llama en las noches húmedas,
en esa historia sin nombre que tallamos
en las noches de bohemia y luna azul.

Siente mi calor que amotina tus cúspides,
toma mis manos y llévalas a tus caderas
que dejan en mí sus placeres, llevándome
a la deriva de tus ensoñaciones.

Donde cubriré con mis anhelos tu vientre
y beberé de ti la sabia que desprendes,
saciando mis sueños de ti en esta
mañana donde tu luz me lleva a tu lado.
Dejando en tu lecho la bella estrella
bajada del azul del cielo, para formar
el abalorio que decorara tu espalda
y yo te escribiré un verso.

José Flores.
12/15/12.

jueves, 6 de diciembre de 2012



Tiempos.

Y dícese de los días que pasan como hojarasca de otoño,
dejando su recuerdo en la deriva de las calles húmedas,
de esos días cálidos donde la brisa envolvía sus suspiros
en los atardeceres de verano con ansias a otoño.

Escucho historias en cánticos de época de Natividad,
sentimientos encontrados en épocas de austeridad
pretendiendo sufragar los lamentos en una envoltura
con su nota refiriendo una felicitación a un evento divino.

Mi mente se contrapone en época de Adviento
que se desvanece conforme pasa el tiempo,
me aferro a mi vieja usanza, a dogmas pregrabados,
a metáforas escritas más de dos mil años.

Humanidad que desemboca en preceptos audaces,
en palabras de contrapunto, envolventes y seductoras,
perdiendo el sentido realista, existencialista, degollado
por certero formulismo banal que nos enfrenta.

Deidades desnudas en la comparsa desquiciada,
carpa de circo que degüella al inocente,
frente a la paradoja del tiempo que persiste
en borrar las inocentes creencias de la vida y muerte.

Recuerdo como si fuese ayer las letanías de niños,
enmarcando su camino a la puerta pidiendo asilo
risas y cantos arrullando al niño, partiendo piñatas
y jugando la cuerda que pendía la suerte al aire.   

Aun recuerdo tus manos fabricando adornos,
colgando en un árbol luces de colores, esferas brillantes
y la fragilidad de la inocencia esperando impaciente
la llegada del artesano que dejaba los regalos.

Días del pasado llegan a mi memoria como saetas
de tiempos lejanos, hundiendo sus puntas en mis sienes
donde mirando a mi derredor imágenes de comercio
vendiendo entre las marquesinas dulces y caramelos.

Donde quedo la inocencia de la infancia estéril,
ahora contaminada en juegos de video y Mario Bros.
¿Donde ha quedado la inocencia de espera?
escribiendo  las cartas a los Reyes Magos.

¿Donde quedaron las caras de asombro?
eso juegos de niños donde todos compartían
los regalos aparecidos mágicamente en el nacimiento
donde los sueños se volcaban en imaginarios amigos.

Aun recuerdo el olor a Ponche o Champurrado
hecho por Doña Rosita y compartiendo en la posada
que tocaba en la noche villancicos de esperanza,
olvidando rencillas con el vecino de la tienda.

Aun recuerdo todos unidos en familia, la cuadra
cerrada para festejar el final de un año de lucha,
Doña Martha con sus sopes y pambazos
Y mis mejillas rojas por la alegría y risas.

¿Donde se fueron esos tiempos? donde se quemaba
al viejo y de arrullaba al año nuevo, viendo a las
señoras barrer sus casas iniciando el primero de Enero,
o Don Marcelo sacando su maleta esperando su viaje soñado.

Deseos de una época donde los hombres componían
canciones de amor a sus amadas princesas,
mujeres bordando sus sueños en el viento
deseos de un mundo cambiante pero con añoranza.

Miro hoy los recuerdos al ver a los niños,
con sus miradas atónitas en una maquina
que roba su atención a lo que la madre dice,
perdiendo la mágica risa al crear sus juegos.

¿Dónde ha quedado la humanidad?
despertando en una avalancha de mercantilismo,
en un sinfín de guerras monopolizadoras,
en un mundo hablando de profecías Mayas.

¿Donde estoy Yo en esta paradoja de tiempo?
donde lo retro es una tendencia modernista,
encasillando los recuerdos de tiempos austeros
a una época de dinero y guerras de poder.

Aquí estoy Yo en la lucha diaria,
de no ser devorado por el monstruo de mil ojos,
por ese personaje mítico llamado ignorancia
y poder dar al mundo la palaba que crezca.

José Flores.
12/6/12.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Seré Deseo.




No deseo despertar, no quiero abrir los ojos,
dejar el nicho donde dejé tu amor en los labios,
esperando el amanecer de un nuevo día en ti;
no deseo terminar este momento que llevo en mí.

Aun respiro tu aroma a mar  impregnando
mis ensoñaciones de amarte en el amanecer,
olvido las lunas, las noches de penumbra,
donde mis labios depositaban sus recuerdos.

Soy la sombra que se desliza impaciente,
el faro que alumbra su camino en la neblina
llenando con sus destellos la suavidad
de las olas que sufragan sus caricias en ti.

No deseo despertar en la penumbra abnegada,
donde mi soledad se enfrenta descompuesta
entre los escombros de los atardeceres
que embarcan mis maquiavélicas ensoñaciones.

Soy el fruto de mis despertares, la somnolencia
que amotina el rayo de luz en la penumbra,
el fálico encuentro de los cuerpos desnudos
en su sonata entre el claro de  luna y ambrosias.

Despierto entre tus sueños de gitana perdida
entre las sabanas de mi memoria embalsamada,
segregando sus seniles recuerdos de noches
donde las cigarras arrullan al ave nocturna.

Soy tu recuerdo entre las paredes sudadas,
en las mazmorras de tus deseos íntimos
donde alojo mis besos desprendidos
y te lleno de gemidos en los atardeceres.

Hoy despierto después de invernar por siglos,
mis remolinados cabellos se desprenden
del letargo, ansiedades que sucumben al fin
en cada beso depositado en tus pies de mármol.

Soy tu memoria, el pergamino donde se escribió
cada uno de los versos que compusieron,
nuestra historia de amor en la brevedad
de tus suspiros al amanecer pintados de rosa.


Despierto entre mis memorias atrapadas
en la eternidad de tus ensoñaciones,
en la claridad de tus ojos infantiles
y dejando mi mundo en tus poros.

Seré de ti, en cada una de mis memorias
que enmarquen los días que pase en tu lecho
dejando grabados en tus sienes mis besos
y en tu pecho mi nombre que reclamas.

Sáciame de tus mieles nocturnales,
de las secuelas de tus besos en mi frente
y ver tu figura languidecer en la cortina
de la luz que se filtra tímida en los rincones.

Despiértame de este letargo infame
que sepulta mi corazón entre las sombras,
dame tus manos y arrópame en tu pecho
déjame ser tuyo en la brevedad del viento.

©José Flores.
12/1/12.