Y
evocare tu nombre como susurro
Entre
la brisa del mar, y la neblina
Allí
donde el tiempo pierde su existencia,
Y dejare que mis
labios acaricien tu piel.
Encontrare mis
caricias encalladas,
En las laderas
de tus caderas ebrias,
De amores
trasnochados en la marea,
De los sueños donde
nos encontramos.
Dejare que mi
voz guie tus pasos,
Hermosa musa de
noches de bohemia,
Sentiré como tus
manos blancas,
Pierden su
virginidad en mi piel crispada.
Llena de ansias
y deseos de tus labios
Humectando la
resequedad del tiempo,
Que cruza frenético
dejando su huella,
Incrustada en mí
historia sin contar.
Desenredare la maraña
de deseos,
Dejare que mis
palabras tomen su curso
Y mis versos
evoquen tu nombre Musa mía.
Tu nombre que
susurra el viento,
Esa melodía que llena
mis oídos al escucharlo,
Ese nombre que
llena mi nicho secreto,
Dejando la
claridad de sus recuerdos.
Lléname de tus
caricias furtivas,
Lléname de tus
besos atrevidos,
Que dejan
tatuado su paso en mi torso,
Imprégname tu roció de primavera.
Y dejare que el
tiempo se detenga,
Lo tomare entre
mis dedos,
Y dejare que sus
perlas engargolen,
El lazo que
sujete mi corazón a tu pecho.
Ven musa mía,
ven y arrópame entre tu pecho,
Escuchare tu corazón
que grita mi nombre,
Y mis manos se
mi impregnaran en tu cuerpo,
De tus mieles mi
bella dama nocturnal.
José Flores.
6/5/12.
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