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viernes, 9 de noviembre de 2012

Aquelarre.




Amanece con las gotas de lluvia matizando el cielo,
despierto con tu aroma a humedad de hembra en celo
dejando en mí sueño los residuos de tus gemidos
que encarcelan mis ensoñaciones en tu herejía de besos.

Miro tu figura sepultada en la espesura de la hierba,
desdeñosa, atrevida, ataviada de secretos iracundos
que dejan su desvelo en mis brazos proféticos,
acusando sus redenciones en las afueras de la selva.

Aquelarres llenos de sensualidad, movimiento de caderas,
tu sexo extasiado con la música de tambores lejanos,
deslizando tus manos en tu cuerpo impregnado de versos,
acicalando con tu mirada trasfigurada en su clímax mis ansias.

Me dejo llevar en tu mundo de erotismo crispado,
sensaciones, pasiones, gemidos, exhalaciones, rebeldía,
lamiendo mi torso sangrando su sensualidad en tus labios
llenando tu mundo de brujas y chamanes de ritos.

Aquelarres llenos de mitos suicidas en los acantilados
de esos senos ingrávidos y habidos de mordiscos,
llenando mis alcanforas de tu savia enajenante de ti,
de  tus recuerdos de amores, de orgasmos simbióticos.

Miro tu danza diáfana y sensualidad dispersa en tus poros,
tu sonrisa perversa saciando mi lujuria despeñada en mis manos,
en estas ansias de derrotarme en tus embrujos de hembra en celo,
de ser tu prisionero en este aquelarre desbocado de amores.

José Flores.  
11/9/12.

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