Llego a la mitad de la noche,
deslizando mi cuerpo desnudo
como amante furtivo,
cruzando el umbral de tu puerta.
Escurriendo mis ansias de poseerte,
entre la penumbra de tu alcoba,
mis brazos angustiados de amarte,
te buscan frenéticos entre las sabanas.
Miro tu cuerpo desnudo,
iluminando por la diamantina luna,
que acaricia tu piel blanca,
como terciopelo crispando mis deseos,
mis brazos rodeando tu cuerpo
y mis manos aprisionan la ingravidez,
de tus senos desafiantes.
enardecidos con tu aroma silvestre,
bella flor del campo etéreo,
que tus pétalos abres a mis deseos.
y mis manos aprisionando tus senos,
se deslizan a través de tu piel,
sintiendo cada poro crispándose.
se alimenta recorriendo tu espalda,
y el frio de tu cuerpo sucumbe
ante el calor de mi piel ancestral.
y mis manos como yedra
se extienden a través de tu vientre,
mordisqueo tus glúteos temblorosos
atribuladas por las caricias
de mis dedos largos que hurgan
cada poro de tus ser infinito.
a través de tus piernas,
que se abren coquetas,
al llamado de este esclavo.
hermosa orquídea en frenesí,
donde tus aromas exhalan,
endulzando mi recorrido.
blanca como la nieve,
dulce como miel de campo,
suave como rosas blancas.
y mis manos apretando
tus pies, que bellamente bailan,
esta danza de erotismo.
en cada uno de tus dedos,
extrayendo el suspiro,
de tu pecho desnudo.
recorriendo el largo viaje
de tus piernas de amazona,
en pie de guerra.
por el contorno de tus caderas
y mi sed se acrecienta,
llegando a la fuente de vida.
que ha sido rendido
a través de este camino
sobre tus cumbres.
bebiendo el néctar,
que tu fuente de vida
ofrece a mi osadía.
de valles inhóspitos
mi lengua explora
la profundidad de tu ser.
de esta alcoba de primavera
llena de flores,
que cubre tu cuerpo.
saciando mis anhelos,
llenando mis memorias,
de la suavidad de tu ser,
calmando el estrepitoso
temblor de tus deseos.
halando tu cabello de fuego,
tu boca se abre expectante,
deseosa del beso eterno.
diciendo tu nombre,
como canto de guerra,
en batalla de dos almas.
ante la pasión desenfrenada,
olvidando el pasado sinuoso,
mirando el presente franco.
y se entregan desenfrenadamente,
besando, mordiendo tus pezones,
apuntando al cielo cual promesa.
lentamente, suavemente,
deteniendo el tiempo,
que escurre entre los muros.
llenando nuestros instintos,
acariciando los sueños
de dos almas clandestinas
tan ansiosamente esperados,
temblorosos que jadean
y susurran palabras de amor.
mi himno de guerra,
en esta afrenta terrena
llevándolos conmigo a lo etéreo.
sintiendo tu lengua traviesa
que explora mi interno,
marcándome tu propiedad
llegando al interior
de tu profundidad,
de tu ser que protejo.
esclavo que se rinde,
que idolatra tu belleza,
hermosa amazona.
explorando lentamente,
y tus labios íntimos
lo hacen su presa.
que llena el espacio
dejado por el silencio
de esta noche nuestra.
Siente amada mía.
como mis carnes tiritan,
como mis ansias se llenan,
siente mis manos húmedas.
Explorando tu cuerpo,
que llega a su clímax,
siente mi virilidad
hincharse en tus campos.
Y mis besos
sellan tus labios,
que gritan su triunfo
en esta noche nuestra.
José Flores.
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