Siguiendo el rastro que dejas en la brisa nocturna,
Mi instinto de caza me lleva hacia tu recinto,
Me detengo pasmado al mirarte recostada,
Donde tu cuerpo yace en la penumbra,
Esperando ser poseída por mis manos atribuladas,
Dejas la ventana abierta, eróticas invocaciones profesas,
Donde mis labios derraman sus estertores.
Llego hacia ti amada princesa de mares lejanos,
Llego con mi armadura desgarrada,
Dejando desnuda mi alma, y mi cuerpo
Tirita sus ansias por ti, mi bella luna.
Soy lobo estepario que llega,
Sigilosamente a tu lado hermosa luna,
Donde tu luz como faro nocturnal
Guía mis instintos hacia tu piel crispada.
Me arropo entre tus brazos que candorosamente abres,
Dejando que mi cabeza descanse entre tu pecho palpitante,
Deja que mis lamentos llenen sus esperanzas,
Deja que mi sueño de noches furtivas se desahogue.
Y desbordaré mis pasiones terrenas,
En cada una de mis caricias,
Que escribirán su poema,
Sobre tu piel blanca y tersa.
Dejare amada mía en esta noche,
Mi presencia entre la brisa que cubre
Serenamente tu cuerpo encendido,
Dejando una rosa en tu lecho.
José Flores.
1/5/12.
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